Evo Morales rechaza vigilias y desafía orden de detención

El expresidente boliviano enfrenta una orden de aprehensión por presunta trata de personas y asegura que ganaría elecciones con 60% de votos.
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Un grupo de personas con guirnaldas, una bandera colorida, y un fondo oscuro.
Una imagen de varias personas con guirnaldas de flores al cuello, junto a una bandera de colores brillantes.

Evo Morales rechaza vigilias y afirma que «no le importa que lo detengan»

El expresidente boliviano enfrenta una orden de aprehensión por presunta trata de personas. Declaró durante un acto en Entre Ríos (Cochabamba), donde también aseguró que ganaría las elecciones con 60% de votos. Lleva seis meses refugiado en el trópico cochabambino.

«No quiero que los compañeros hagan vigilia día y noche»

Morales agradeció el apoyo de sus seguidores pero pidió suspender las vigilias organizadas desde octubre de 2024 contra su posible detención. «No me importa que me detengan», afirmó, aunque reconoció que sus bases mantienen la protesta como «un mandato». La medida de fuerza se instaló tras la orden judicial vinculada a un caso de trata de personas.

Advertencia política y proyección electoral

El líder cocalero advirtió que un gobierno no izquierdista reinstauraría la política «coca cero», por lo que llamó a la unidad. Aseguró contar con un partido habilitado y que, «si mañana fueran las elecciones, ganaríamos con más del 60%». La proclamación ocurrió sin la presencia de Andrónico Rodríguez, su aliado clave.

Seis meses entre la movilización y la resistencia

Morales no abandona el trópico de Cochabamba desde el 27 de octubre de 2024, cuando se iniciaron las vigilias. El caso judicial que lo persigue ha polarizado el escenario político, mientras él insiste en su legitimidad electoral. Sus declaraciones refuerzan la tensión entre su movimiento y las autoridades judiciales.

Entre la prisión y las urnas

El futuro inmediato de Morales depende de la evolución del proceso judicial y su capacidad para mantener apoyo popular. Su discurso combina desafío legal con una estrategia electoral agresiva, aunque persisten dudas sobre su habilitación formal. El trópico cochabambino sigue siendo su bastión y refugio.