Indígenas Nasa reviven ritual ancestral tras desplazamiento forzado
Ofelia Opocué lidera la recuperación del Saakhelu con 60 desplazados en Cali. El ritual, vinculado a la siembra y la conexión con la tierra, busca preservar la cultura Nasa tras décadas de conflicto armado en Colombia.
«Reconectar con las raíces entre tambores y semillas»
Ofelia, una mujer Nasa de 65 años, fue desplazada por las FARC en 2002 junto a su familia. En 2016 creó el Cabildo Dxi’j Pha’dena, una entidad indígena reconocida por el gobierno colombiano que agrupa a 100 nasas urbanos. Desde entonces, reviven el Saakhelu, un ritual de gratitud a la Tierra que incluye danza, siembra de semillas nativas y ofrendas con chicha.
El peso de la desconexión
Según investigadores, el 58% de los niños reclutados por grupos armados en 2024 son indígenas o afrodescendientes. La Corte Constitucional colombiana ya alertó sobre el riesgo de extinción cultural de estos pueblos. «Sin territorio, perdemos hasta la lengua», explica Ofelia, quien pasó de cultivar maíz a trabajar en construcción.
Un árbol sagrado como eje de resistencia
El ritual se celebra en la Finca Yolandia, un terreno alquilado cerca de Cali. Allí plantan 300 árboles nacedero y semillas de frijol petaco, actos que Ofelia define como «resistencia agrícola». Durante la ceremonia, cuelgan la cabeza de un toro en un árbol sagrado y unen figuras de sol y luna, simbolizando equilibrio.
Los jóvenes redescubren su herencia
Dayana Campo, una joven de 24 años, documenta el ritual en redes sociales. «Aquí aprendo lo que el conflicto nos arrebató», dice. Pese al crecimiento del cabildo (5 familias nuevas al año), la falta de tierras limita su autosuficiencia, según Yuly González, gobernadora del cabildo.
Cuando la guerra borra identidades
Colombia registra 5 millones de desplazados internos, 25% indígenas. El conflicto armado, iniciado en 1964, desarraigó a comunidades cuya cosmovisión depende de su territorio ancestral. La ONU advirtió sobre el impacto psicológico de esta ruptura.
Semillas que germinan en la ciudad
El Saakhelu demuestra que prácticas culturales pueden adaptarse al entorno urbano. Aunque no sustituye la pérdida de tierras, ofrece un espacio de reconexión intergeneracional y preservación de saberes agrícolas y espirituales.