Indígenas Munduruku minan en su territorio por falta de alternativas

La falta de oportunidades económicas y el abandono estatal empujan a indígenas Munduruku a colaborar con mineros ilegales en la Amazonía brasileña.
Mongabay Environmental News
Persona con remo junto a un río rodeado de árboles y una canoa.
Una imagen de silueta de una persona sosteniendo un remo junto a un río, con árboles densos y una canoa al lado.

Indígenas Munduruku se ven obligados a minar en su propio territorio

La falta de alternativas económicas y el abandono estatal empujan a algunos Munduruku a colaborar con mineros ilegales. La operación gubernamental en la Amazonía brasileña ha destruido campamentos y maquinaria, pero persiste el temor a que regresen.

«El engaño y la pobreza abren la puerta a la minería ilegal»

La participación de indígenas Munduruku en la minería ilegal dentro de su territorio complica los esfuerzos del gobierno brasileño para erradicarla, según autoridades federales. «Algunos líderes creyeron las promesas de los mineros y permitieron que destruyeran ríos», explicó Hidelmara Kirixi, de la Asociación de Mujeres Munduruku Wakoborũn.

Las cifras de la operación

Desde noviembre de 2024, las fuerzas gubernamentales han destruido 90 campamentos, 27 maquinarias pesadas y 224 motores, causando pérdidas de 112,3 millones de reales (19,2 millones de dólares) a los mineros ilegales. La operación involucra al Ejército, la Policía Federal, IBAMA y FUNAI.

Un problema con raíces profundas

La minería en tierras Munduruku comenzó en los años 50 y se intensificó en los 80. Los mineros no indígenas enseñaron a algunos Munduruku a extraer oro, y la falta de proyectos sostenibles los empujó a depender de esta actividad. «Para muchos jóvenes, es la única fuente de ingresos», afirmó João Kaba Munduruku, coordinador de la Asociación Indígena Pusuro.

Promesas incumplidas

Los mineros prometen a los indígenas un porcentaje de las ganancias, pero solo reciben un 10%, según denuncias. Kirixi aseguró que «la minería no ha traído escuelas ni agua potable, solo destrucción». Además, la contaminación por mercurio ha afectado la pesca y la salud de las comunidades.

Sequía y abandono agravan la crisis

En 2024, una severa sequía secó ríos y obligó a los Munduruku a consumir agua contaminada del Tapajós. La falta de atención médica y alimentos aumenta la vulnerabilidad. «El Estado debe reparar el daño y ofrecer alternativas económicas», exigió Kirixi.

¿Volverán los mineros?

Las comunidades temen que, al retirarse las fuerzas de seguridad, los mineros regresen con ayuda de algunos Munduruku. Sin proyectos sostenibles, la minería seguirá siendo la única opción para muchos. «No tienen otra forma de sobrevivir», lamentó Kaba.