Evo Morales rechaza declaraciones de García Linera sobre exportadores

Evo Morales rechaza las declaraciones de Álvaro García Linera, quien sugirió que el Estado debe 'agarrar del cuello' a los exportadores. Morales propone una reforma tributaria para incentivar inversiones privadas.
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Grupo de personas en un evento, usando guirnaldas y gesticulando.
Una imagen de varias personas durante un acto público, algunas de ellas apuntando o gesticulando.

Evo Morales rechaza las declaraciones de García Linera sobre \»agarrar del cuello\» a los exportadores

El líder cocalero y expresidente de Bolivia, Evo Morales, ha rechazado rotundamente las declaraciones de su exvicepresidente, Álvaro García Linera, quien sugirió que el Estado debería \»agarrar del cuello\» a los exportadores para obtener más divisas. Morales, en su programa dominical, calificó estas afirmaciones como un intento de \»arruinarnos\» y propuso, en cambio, una reforma tributaria para estimular las inversiones privadas. Las declaraciones de García Linera, realizadas en una conferencia en Argentina, han generado un amplio debate en el sector empresarial boliviano.

Un debate que divide al MAS

Las palabras de García Linera, quien fue vicepresidente durante los gobiernos de Morales, han abierto una brecha dentro del Movimiento al Socialismo (MAS). “Álvaro hace esta clase de declaraciones para arruinarnos”, afirmó Morales, quien además defendió su gestión al frente del Estado, negando que se haya ejercido presión sobre los exportadores. En su lugar, propuso una reforma tributaria que incentive las inversiones privadas, tanto nacionales como internacionales, especialmente en el sector agropecuario.

García Linera, por su parte, había argumentado que el Estado debe ser más enérgico con los exportadores para asegurar el flujo de divisas. “Agarrás del cuello y dices: o me das tus dólares o te quito tu empresa”, declaró en una conferencia en Argentina, lo que ha sido interpretado como una crítica velada a la gestión económica actual.

Reacciones del sector empresarial

Las declaraciones de García Linera no han pasado desapercibidas en el sector empresarial. Jean Pierre Antelo, presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), respondió con firmeza: “Hoy las amenazas no nos frenan. Aquí seguimos trabajando, mientras otros solo dan cátedra de cómo dejar al país sin futuro”. Por su parte, César Gonzales, líder de la Confederación Nacional de Gremiales de Bolivia, criticó que durante el gobierno de Morales no solo se presionó a los exportadores, sino también a los pequeños emprendimientos informales. “Crearon más informalidad y estrangularon a emprendimientos”, señaló.

Un contexto de tensiones políticas

Este enfrentamiento verbal se enmarca en un contexto de crecientes tensiones dentro del MAS, donde las diferencias entre Morales y el actual presidente, Luis Arce, son cada vez más evidentes. Morales ha criticado recientemente la decisión de Arce de disolver la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (Diremar), calificándola como una “renuncia de su gestión al tema marítimo”. Estas divergencias reflejan una lucha interna por el control del partido y su rumbo político.

Antecedentes históricos

La relación entre Morales y García Linera ha sido clave en la historia reciente de Bolivia. Juntos lideraron el país durante más de una década, consolidando un modelo económico basado en el control estatal de los recursos naturales y la redistribución de la riqueza. Sin embargo, tras la salida de ambos del poder en 2019, las diferencias entre ellos han ido en aumento. García Linera ha sido más crítico con la gestión de Morales, mientras que este último ha mantenido una postura más cercana a las bases sociales del MAS.

El debate sobre cómo manejar la economía boliviana, especialmente en lo que respecta a la relación con el sector exportador, sigue dividiendo a las figuras más influyentes del MAS. Mientras Morales apuesta por reformas tributarias que atraigan inversiones, García Linera insiste en un enfoque más intervencionista. Lo que está claro es que estas diferencias no solo reflejan visiones económicas opuestas, sino también una lucha por el liderazgo dentro del partido que gobernó Bolivia durante 14 años.