El \»bicicleteo financiero\» del gobierno boliviano: ¿solución o ilusión ante la crisis energética?
El gobierno de Bolivia ha solicitado a la Asamblea Plurinacional la aprobación de 1.600 millones de dólares para enfrentar la crisis de combustibles, en medio de un escenario de recriminaciones mutuas y falta de soluciones concretas. La caída en las exportaciones de gas, que pasaron de 6.500 millones de dólares en 2014 a apenas 1.500 millones en 2024, ha dejado al descubierto el fracaso de la política energética del país. Mientras tanto, las medidas de emergencia adoptadas hasta ahora han resultado insuficientes, generando desconfianza y críticas desde diversos sectores.
El teatro de las recriminaciones
El gobierno y la Asamblea Plurinacional se encuentran enfrascados en un juego de culpas que ha alcanzado niveles de cinismo difícilmente superables. Mientras el Ejecutivo asegura que la crisis se resolverá con la aprobación de nuevos fondos, los legisladores recuerdan que ya han aprobado 4.000 millones de dólares sin ver resultados tangibles. “El único combustible que hemos visto en abundancia es el de la retórica gubernamental”, señaló un legislador, en una crítica mordaz al manejo de la situación.
El presidente Luis Arce, por su parte, ha reconocido que la producción de hidrocarburos está en caída libre, aunque ha intentado distanciarse de la responsabilidad, alegando que al asumir el cargo se encontró con un panorama desolador. Sin embargo, su pasado como ministro de Economía y director de YPFB lo sitúa en el centro de las decisiones que llevaron al país a esta crisis.
La debacle del gas y las medidas de emergencia
La caída en las exportaciones de gas, que representaban una fuente clave de ingresos para Bolivia, ha dejado al país en una situación crítica. “El gas era el que generaba los dólares”, reconoció el exvicepresidente Álvaro García Linera, en una declaración que muchos califican de tardía. Ante la falta de divisas, el gobierno ha recurrido a una serie de medidas de emergencia, como la venta de reservas de oro y el uso de Derechos Especiales de Giro del FMI, pero ninguna ha logrado resolver el problema de fondo.
Ahora, con la solicitud de 1.600 millones de dólares, el gobierno busca importar combustibles por un mes y medio, pero no hay claridad sobre qué pasará después. La falta de un plan a largo plazo ha generado escepticismo entre la población y los expertos, quienes advierten que estas medidas son solo un parche temporal.
El arte del \»bicicleteo financiero\»
La estrategia del gobierno ha sido comparada con un “bicicleteo financiero”, en el que lo importante no es llegar a un destino, sino mantener el pedaleo constante. Desde la venta de oro hasta la emisión de deuda, cada medida parece estar diseñada para ganar tiempo, pero sin abordar las causas estructurales de la crisis. “Es como raspar la olla para ver si quedan algunas migajas de dólares en el fondo”, señaló un analista económico.
El gobierno ha anunciado que, de los 1.600 millones solicitados, solo 300 millones llegarán pronto, lo que apenas cubrirá las necesidades de importación por un mes y medio. El resto de los fondos está sujeto a trámites burocráticos y cronogramas que podrían demorar meses, lo que deja al país en una situación de incertidumbre.
Contexto histórico: de la bonanza a la crisis
La crisis actual tiene sus raíces en la caída de los precios del gas y la falta de inversión en el sector energético durante los últimos años. En 2014, Bolivia exportaba gas por valor de 6.500 millones de dólares, pero una década después, esa cifra se ha reducido en un 75%. La nacionalización de los hidrocarburos, que en su momento fue celebrada como un logro histórico, no logró generar un modelo sostenible, y ahora el país paga las consecuencias.
Además, la dependencia de las exportaciones de gas dejó a Bolivia vulnerable a los vaivenes del mercado internacional. La falta de diversificación económica y la ausencia de políticas para fomentar otras industrias han agravado la situación, dejando al país en una posición de debilidad frente a la crisis actual.
Reacciones y perspectivas
Organizaciones civiles y expertos han criticado la falta de transparencia y planificación en el manejo de la crisis. “Estamos viendo un circo de medidas improvisadas que no resuelven el problema de fondo”, señaló un representante de la sociedad civil. Mientras tanto, la población sigue enfrentando largas filas en las estaciones de servicio y un creciente descontento por la falta de soluciones concretas.
En el corto plazo, el gobierno parece estar apostando por medidas de emergencia para mantener el suministro de combustibles, pero no hay claridad sobre cómo se abordará la crisis energética en el mediano y largo plazo. La falta de consenso político y la polarización en el país complican aún más la búsqueda de soluciones.
La crisis energética en Bolivia ha dejado al descubierto las debilidades del modelo económico y la falta de planificación a largo plazo. Mientras el gobierno recurre a medidas de emergencia y solicita nuevos fondos, la población sigue esperando soluciones concretas. El “bicicleteo financiero” puede mantener el pedaleo por un tiempo, pero sin un destino claro, el riesgo de un colapso mayor sigue latente.