El sector agrícola cruceño en alerta por la falta de diésel: Anapo evalúa el plan de emergencia de YPFB
La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) se encuentra en una encrucijada ante la propuesta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) para importar diésel a precio internacional y garantizar el abastecimiento durante la cosecha de granos. La falta de combustible, sumada a problemas climáticos y la suspensión de exportaciones, amenaza con afectar gravemente la producción agrícola y la seguridad alimentaria del país.
Una propuesta en evaluación: diésel a precio internacional
YPFB propuso a los productores un plan de emergencia que incluye la importación de diésel y su venta a precio internacional, sin subsidios. \»No apoyamos la propuesta, pero necesitamos considerar todas las alternativas para salvar la inversión de miles de productores\», afirmó el presidente de Anapo, Fidel Flores. La medida surge en un contexto en el que el Gobierno ha admitido dificultades para garantizar el abastecimiento debido a la falta de disponibilidad de dólares.
Según Flores, el sector ha sostenido varias reuniones con el ministro de Hidrocarburos y Energía, Alejandro Gallardo, y el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, quienes reconocieron que \»no cuentan con suficiente diésel para garantizar la cosecha de la campaña de verano\». Aunque la propuesta no resuelve el problema estructural, los productores la evalúan como una alternativa temporal para evitar pérdidas mayores.
Desesperación en el campo: la cosecha en riesgo
La falta de diésel ha generado una situación crítica en el sector agrícola cruceño. \»Estamos en la necesidad de proponer ese Plan de Emergencia a los miles de productores, por la situación crítica que existe en estos momentos\», lamentó Flores. Los 14.000 agricultores asociados a Anapo enfrentan dificultades para acceder a combustibles a tiempo, lo que ha incrementado los costos de producción y reducido la competitividad.
Además, la crisis de combustible se suma a otros problemas como las inundaciones y las lluvias persistentes, que han retrasado la cosecha. \»El Gobierno no ha logrado garantizar la provisión de combustible de manera regular, lo que puede afectar gravemente la producción agrícola y, en consecuencia, la seguridad alimentaria del país\», advirtió Flores.
Repercusiones en la cadena productiva
La falta de diésel no solo afecta a los productores de soya, maíz y sorgo, sino también a otros sectores como el cañero y el ganadero. \»La cadena productiva requiere 3,3 millones de litros diarios, pero YPFB solo ha reportado despachos de 2 millones\», señaló la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO). Esta situación ha llevado a los productores a exigir al Gobierno políticas que aseguren el suministro de combustibles de manera estable y a precios justos.
Por su parte, el ministro Gallardo minimizó la emergencia en los valles cruceños, afirmando que no hay reportes de pérdidas significativas. Sin embargo, los productores insisten en que \»la situación es crítica y requiere acciones inmediatas\».
Contexto histórico: una crisis recurrente
La falta de diésel no es un problema nuevo en Bolivia. En los últimos años, el sector agrícola ha enfrentado recurrentes crisis de abastecimiento, agravadas por la falta de inversión en infraestructura y la dependencia de importaciones. \»Este es un problema estructural que requiere soluciones a largo plazo, no solo medidas de emergencia\», señaló un experto en economía agrícola.
Además, la suspensión de las exportaciones de grano de soya ha exacerbado la situación, reduciendo los ingresos de los productores y limitando su capacidad para invertir en tecnología y maquinaria.
En los próximos días, Anapo decidirá si acepta la propuesta de YPFB, mientras los productores cruzan los dedos para que las lluvias no retrasen aún más la cosecha. Mientras tanto, el Gobierno enfrenta el desafío de garantizar el abastecimiento de combustibles y evitar que la crisis afecte la seguridad alimentaria del país. La situación sigue siendo crítica, y las decisiones que se tomen en las próximas semanas tendrán un impacto profundo en el sector agrícola boliviano.