Ponchos Rojos cercan la plaza Murillo en La Paz exigiendo solución a la escasez de combustible
Los Ponchos Rojos, agrupación vinculada a la Federación de Trabajadores Campesinos Tupac Katari, instalaron un cerco en la plaza Murillo de La Paz este miércoles, tras una marcha por las calles de la ciudad. Exigen al Gobierno la normalización de la distribución de combustible, que afecta gravemente el transporte de productos agrícolas desde las zonas rurales hacia los mercados urbanos. La movilización coincide con un paro de transportistas en El Alto, que también reclaman mayor acceso a carburante.
Una protesta que paraliza el corazón político de Bolivia
La plaza Murillo, epicentro del poder político boliviano, fue cercada por los Ponchos Rojos hacia las 14:00 horas. La Policía instaló un anillo de seguridad alrededor del lugar, mientras los manifestantes anunciaban la elaboración de un pliego petitorio que será entregado a las autoridades gubernamentales. “Estamos aquí para que nos escuchen. La falta de combustible nos está afectando directamente”, declaró David Mamani, dirigente de la organización.
Los campesinos argumentan que la escasez de carburante ha dificultado el traslado de alimentos desde las comunidades rurales hacia las ciudades de La Paz y El Alto, lo que impacta en su economía y en el abastecimiento de los mercados urbanos. “Nosotros vivimos de la agricultura y la ganadería. Sin transporte, no podemos comercializar nuestros productos”, explicó Mamani.
Transportistas se suman a la protesta
La movilización de los Ponchos Rojos no fue un hecho aislado. En paralelo, transportistas de El Alto bloquearon varias calles en demanda de mayor distribución de combustible para sus vehículos. Esta doble presión ha colapsado parcialmente la circulación en ambas ciudades, generando malestar entre la población.
Los bloqueos y marchas se producen en un contexto de creciente tensión por la falta de carburante, que ha afectado no solo a los sectores productivos, sino también al transporte público y privado. “No podemos trabajar si no hay gasolina. Esto nos está llevando a la quiebra”, señaló un transportista durante las protestas.
Antecedentes de un problema recurrente
La escasez de combustible no es un fenómeno nuevo en Bolivia. En los últimos años, el país ha enfrentado varias crisis relacionadas con la distribución de carburante, especialmente en regiones alejadas de los centros urbanos. Sin embargo, la situación se ha agravado en los últimos meses, debido a factores como la fluctuación de precios internacionales y problemas logísticos en la cadena de suministro.
Expertos en energía han señalado que la falta de inversión en infraestructura y la dependencia de importaciones de combustibles son parte del problema. “Bolivia necesita un plan estratégico para garantizar el abastecimiento de carburante a largo plazo”, afirmó un analista consultado por este medio.
Reacciones y posibles soluciones
Hasta el momento, el Gobierno no ha emitido una respuesta oficial a las demandas de los Ponchos Rojos y los transportistas. Sin embargo, se espera que en las próximas horas se anuncie alguna medida para aliviar la situación. Entre las posibles soluciones se menciona la importación urgente de combustible y la revisión de los mecanismos de distribución.
Mientras tanto, la población paceña sigue atenta a los desarrollos. “Esperamos que el Gobierno actúe rápido. No podemos seguir así”, comentó un vecino de La Paz, quien también expresó su preocupación por el impacto de las protestas en la vida cotidiana.
La movilización de los Ponchos Rojos y el paro de transportistas han puesto en evidencia una crisis que afecta a múltiples sectores de la sociedad boliviana. Mientras las autoridades buscan una solución, la plaza Murillo sigue siendo el escenario de una protesta que refleja el descontento de quienes dependen del combustible para su subsistencia diaria.