Filas interminables y desesperación: la crisis de combustible golpea el norte de Santa Cruz
La escasez de diésel y gasolina en Bolivia ha alcanzado niveles críticos en el norte del departamento de Santa Cruz, donde conductores de vehículos pesados, livianos y motociclistas enfrentan filas kilométricas y esperas de hasta tres días para cargar combustible. Municipios como Warnes y Montero son los más afectados, con escenarios caóticos en las estaciones de servicio y un impacto directo en la producción agrícola y el transporte. A pesar del anuncio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) sobre la llegada de tres buques con combustible, la situación no ha mejorado, generando malestar social y amenazas de movilizaciones.
El caos en Warnes y Montero: filas que no terminan
En Warnes, los alrededores de las estaciones de servicio están colapsados. “Más paramos en las filas que trabajando”, expresan conductores de transporte pesado y mototaxistas, quienes llevan días esperando para cargar combustible. La situación no es distinta en Montero, donde se han formado filas triples de vehículos y motocicletas a lo largo de la carretera. Algunos conductores han dormido hasta tres noches en sus vehículos, esperando que llegue el suministro.
La desesperación no solo afecta a los transportistas, sino también a los productores agrícolas de la región. La falta de diésel ha paralizado maquinarias y vehículos esenciales para la cosecha y distribución de alimentos, lo que podría derivar en pérdidas económicas significativas.
YPFB promete soluciones, pero la crisis persiste
El viernes pasado, el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, anunció la llegada de tres buques con 70 millones de litros de gasolina y 20 millones de diésel, con el objetivo de paliar la demanda interna. Sin embargo, este miércoles las filas en los surtidores continúan, lo que ha generado escepticismo entre los afectados. “Nos prometen que llegará combustible, pero aquí seguimos esperando”, dijo un conductor en Warnes.
La situación no se limita al norte de Santa Cruz. En ciudades como El Alto, La Paz, los choferes han iniciado un paro que ha bloqueado vías troncales, exigiendo una solución inmediata a la escasez de combustible. La tensión social crece, y diferentes sectores han advertido con movilizaciones si no se resuelve el problema.
Antecedentes: una crisis que se arrastra
La escasez de combustible en Bolivia no es nueva. En los últimos años, el país ha enfrentado problemas recurrentes en la importación y distribución de hidrocarburos, agravados por la falta de inversión en infraestructura y la dependencia de combustibles extranjeros. A esto se suma la creciente demanda interna, impulsada por el sector agrícola y de transporte, que no ha sido cubierta de manera eficiente.
En 2022, YPFB ya había enfrentado críticas por retrasos en la llegada de buques con combustible, lo que generó desabastecimiento en varias regiones. La actual crisis parece ser un reflejo de problemas estructurales no resueltos, que requieren soluciones de largo plazo más allá de medidas emergentes.
Repercusiones económicas y sociales
La falta de combustible no solo afecta el transporte, sino también la producción agrícola y el comercio. En el norte de Santa Cruz, una de las regiones más productivas del país, los agricultores han visto paralizadas sus actividades, lo que podría derivar en un aumento de precios de alimentos en los próximos meses. Además, el paro de transportistas en El Alto ha complicado el abastecimiento de productos en La Paz y otras ciudades.
Organizaciones civiles y sindicatos de transportistas exigen al gobierno medidas urgentes y transparentes para resolver la crisis. “No podemos seguir dependiendo de promesas. Necesitamos acciones concretas”, señaló un representante de los mototaxistas en Warnes.
¿Qué sigue?
Mientras YPFB asegura que los buques con combustible ya están en camino, la población afectada sigue esperando soluciones inmediatas. En los próximos días, se espera que el gobierno anuncie nuevas medidas para garantizar el suministro de hidrocarburos y evitar mayores conflictos sociales. Sin embargo, la crisis ha dejado en evidencia la necesidad de un plan estratégico que aborde los problemas estructurales del sector energético boliviano.
La escasez de combustible en Bolivia ha alcanzado un punto crítico, con consecuencias económicas y sociales que podrían agravarse si no se toman medidas urgentes. Mientras tanto, en Warnes, Montero y otras regiones, los conductores y productores siguen esperando, con la esperanza de que la llegada de los buques con combustible marque el inicio de una solución definitiva.